èsta es la preciosa Virgen del Carmen di Tornareccio.
Al mirarla bien, la Virgen lleva el alma a sentidos de benevolencia y de felicidad interior, hasta que parezca ser la madre de todo el mundo, y no exclusivamente la Madre de Dios y lleva a una mayor confianza en si mismo y consigue que la oraciòn salga por el corazòn del mismo fiel también si el no tiene ninguna merced en particular a pedir. El Niño Jesùs, de forma redonda, parece destacarse de las rodillas maternal para salir al sagrado y jugar con los demas niños del barrio. Todo forma parte de una viva y afectuosa imagen de la maternidad y, tal vez por la humildad alrededor o por el silencio que domina todo el ambiente, deja todos vacilantes y conmovidos.
Dr. Antonio D'Ercole (1959)